Es tradición en Toledo que hacia 1086, cuando Alfonso VI penetró los muros toledanos, tras sitio de la ciudad y posterior acuerdo con los regentes musulmanes que dominaban estas tierras, permitió que el culto de éstos permaneciera en la ciudad, con el respeto firmado por ambos a la “mezquita aljama”, anteriormente recinto cristiano levantado por los Visigodos y modificado por los invasores musulmanes como su recinto sagrado más importante en Toledo y futura catedral toledana.

Ante la burla del poder real, Alfonso VI lo tuvo en gran agravio, condenando a muerte a numerosos participantes en la tropelía, si bien su ira fue calmada, según las crónicas, por los propios musulmanes, a cuya cabeza figuraba uno de los principales caudillos, el alfaquí Abu-Walid, que solicitó el perdón real para todos los asaltantes y aceptó la consagración cristiana de la mezquita.

Ya en los “Anales toledanos primeros”, hacia el 1159, se narra cómo los cristianos se apoderaron de la iglesia de San Salvador, que “era de moros”. Pero también es cierto que, dados los tiempos que corrían, es muy posible que Alfonso VI, una vez conquistado Toledo, bien por la fuerza o por la capitulación, tendiera a recuperar de forma inmediata la que conocían por la tradición había sido la iglesia mayor de sus antepasados visigóticos.
Sobre esta consagración forzosa de la mezquita mayor toledana, que narra la leyenda, en la catedral toledana, en su capilla mayor (poste central del lado de la Epístola) se puede observar una supuesta imagen de Abu-Walid, una talla de la efigie de este personaje, como recuerdo y gratitud hacia este hecho narrado.
Aunque algunos no ven más que la imagen de un sacerdote de aspecto musulmán…
Fuente: http://www.leyendasdetoledo.com/
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